Descripción de un juego de béisbol en la región
Sahuaripa
Los partidos de béisbol son eventos que en la mayoría
de los casos van más allá de un encuentro deportivo, son en ocasiones un punto
para la convivencia social y familiar o en otros casos se vuelven el espacio
ideal para dar fin a viejas rencillas, problemas personales entre jugadores de
ambos equipos o por parte también de los espectadores en las tribunas.
Los partidos de béisbol en la Sierra Sonorense toman
giros muy diversos. En lo personal he precenciado muchas finales , entre na
cabecera municipal y otra, son estos últimos partidos de temporada los más
fuertes, los que concentran a un mayor número de personas; las distancias entre
un pueblo y otro se inimizan y no a de faltar la persona de nuestro comunidad
que organice una coperacha para echarle gasolina a su foron, esto con la finalidad de asistir a un último partido.
Mujeres y niños no pagan, pero en la mayoría de los casos nuestro coterráneo no
consigue sacar gran cosa de los bolsillos de aquellos que ya están trepados en
su troca y no le queda de otra más
que aceptar las escasas limosnas que le han otorgado. Los que pueden dar dan de
buena gana, pero nunca a de faltar pagar con un buen gracias al final del
trayecto, esto se vuelve una costumbre vaciladora y escuchar el clásico “Con
gracias no camina el carro” y caminar hacia el deportivo entre risas y gritos,
es algo más que clásico.
El raite de ida es seguro, el de retorno quien sabe,
si el conductor es muy tomador, es probable que te dejen tirado en otro pueblo
(me ha pasado) y te las tengas que ingeniar por tus medios para regresarte.
Ya en el primer partido (el de la mañana) la gente y
los jugadores se dejan ver y llenan las
gradas del estadio entre visitantes y locales…
La división de las gradas es clara y en cuanto va
avanzado el partido se hacen notar las diferencias entre unos y otros.
Las personas suelen identificarse con los equipos,
unos más que otros, y es esta identificación la que hace la diferencia en
cuanto a la manera en la que se va a comportar durante el tiempo que va a durar
el partido.
Tenemos a las personas que están tranquilos y
disfrutan del juego, otros que están inquietos echando porras y aquel grupo que
mira el partido, un poco alejados de las gradas, estos últimos también
disfrutan del partido, pero también de la cerveza.
La mayoría de las veces no ocurren hechos de sangre,
pero cuando ocurren pleitos, es cuando tenemos un partido muy cerrado…
Si se tienen pleitos en el primer partido, los habrá
durante el segundo , y es en el final cuando se tienen problemas fuertes, las
porras con tinte de burla y las mentadas de madre, la carrilla pesada amenizan
la conclusión del juego.
Y aquellos que se encontraban alejados de las
gradas, disfrutando del partido y la cerveza no están salvos de sucumbir ante
el torrencial y caudaloso rio de la memoria y el recuerdo; ayudados con el
alcohol, empiezan a recordar las faltas del pasado, si, algunos son problemas
personales que llevan a unos a agarrarse a golpes.
Por lo general la policía municipal no se mete a
desapartar a estas personas, los elementos no son arrieros, pero “saben de que
patas cojean sus mulas” conocen de sus problemas y saben que continuamente están
enfrentándose, finalizan su participación diciendo a la concurrencia: “Déjenlos
que se agarren y que se quiten las ganas”.
Los ejidatarios siempre andan en pleito y en la mayoría
de los casos son ellos los que arreglan cuentas (en ocasiones sin querer) en
estos partidos, sacan sus problemas ejidales del Palacio Ejidal y tratan de
arreglarlos a golpes e insultos cuando ya se encuentran ahogados en el alcohol.
Si las peleas son en las gradas, se puede llegar
hasta la suspensión del partido, eso si son problemas entre múltiples
espectadores.
Visitantes y locales, jugadores y espectadores se
unen en cada temporada, las rivalidades del pasado reviven año con año,
recordando hechos referentes a golpes o bien algunos tienen que ver con la mala
participación del ampáyer; no importara mucho al caso, puesto que los
desenlaces siempre llegan con un festejo en las cabeceras municipales, puede
haber motivos para estar alegre y los habrá también para estar tristes, siempre
se encontrara el pretexto oportuno para tomar y juga nuevamente en la siguiente
temporada.
Cardenales de Arivechi, Sonora.