jueves, 13 de noviembre de 2014

Descripción de un juego de béisbol en la región Sahuaripa



Descripción de un juego de béisbol en la región Sahuaripa

Los partidos de béisbol son eventos que en la mayoría de los casos van más allá de un encuentro deportivo, son en ocasiones un punto para la convivencia social y familiar o en otros casos se vuelven el espacio ideal para dar fin a viejas rencillas, problemas personales entre jugadores de ambos equipos o por parte también de los espectadores en las tribunas.

Los partidos de béisbol en la Sierra Sonorense toman giros muy diversos. En lo personal he precenciado muchas finales , entre na cabecera municipal y otra, son estos últimos partidos de temporada los más fuertes, los que concentran a un mayor número de personas; las distancias entre un pueblo y otro se inimizan y no a de faltar la persona de nuestro comunidad que organice una coperacha para echarle gasolina a su foron, esto con la finalidad de asistir a un último partido. Mujeres y niños no pagan, pero en la mayoría de los casos nuestro coterráneo no consigue sacar gran cosa de los bolsillos de aquellos que ya están trepados en su troca y no le queda de otra más que aceptar las escasas limosnas que le han otorgado. Los que pueden dar dan de buena gana, pero nunca a de faltar pagar con un buen gracias al final del trayecto, esto se vuelve una costumbre vaciladora y escuchar el clásico “Con gracias no camina el carro” y caminar hacia el deportivo entre risas y gritos, es algo más que clásico.

El raite de ida es seguro, el de retorno quien sabe, si el conductor es muy tomador, es probable que te dejen tirado en otro pueblo (me ha pasado) y te las tengas que ingeniar por tus medios para regresarte.
Ya en el primer partido (el de la mañana) la gente y los jugadores se dejan ver  y llenan las gradas del estadio entre visitantes y locales…

La división de las gradas es clara y en cuanto va avanzado el partido se hacen notar las diferencias entre unos y otros.

Las personas suelen identificarse con los equipos, unos más que otros, y es esta identificación la que hace la diferencia en cuanto a la manera en la que se va a comportar durante el tiempo que va a durar el partido.
Tenemos a las personas que están tranquilos y disfrutan del juego, otros que están inquietos echando porras y aquel grupo que mira el partido, un poco alejados de las gradas, estos últimos también disfrutan del partido, pero también de la cerveza.

La mayoría de las veces no ocurren hechos de sangre, pero cuando ocurren pleitos, es cuando tenemos un partido muy cerrado…

Si se tienen pleitos en el primer partido, los habrá durante el segundo , y es en el final cuando se tienen problemas fuertes, las porras con tinte de burla y las mentadas de madre, la carrilla pesada amenizan la conclusión del juego.

Y aquellos que se encontraban alejados de las gradas, disfrutando del partido y la cerveza no están salvos de sucumbir ante el torrencial y caudaloso rio de la memoria y el recuerdo; ayudados con el alcohol, empiezan a recordar las faltas del pasado, si, algunos son problemas personales que llevan a unos a agarrarse a golpes.

Por lo general la policía municipal no se mete a desapartar a estas personas, los elementos no son arrieros, pero “saben de que patas cojean sus mulas” conocen de sus problemas y saben que continuamente están enfrentándose, finalizan su participación diciendo a la concurrencia: “Déjenlos que se agarren y que se quiten las ganas”.

Los ejidatarios siempre andan en pleito y en la mayoría de los casos son ellos los que arreglan cuentas (en ocasiones sin querer) en estos partidos, sacan sus problemas ejidales del Palacio Ejidal y tratan de arreglarlos a golpes e insultos cuando ya se encuentran ahogados en el alcohol.
Si las peleas son en las gradas, se puede llegar hasta la suspensión del partido, eso si son problemas entre múltiples espectadores.

Visitantes y locales, jugadores y espectadores se unen en cada temporada, las rivalidades del pasado reviven año con año, recordando hechos referentes a golpes o bien algunos tienen que ver con la mala participación del ampáyer; no importara mucho al caso, puesto que los desenlaces siempre llegan con un festejo en las cabeceras municipales, puede haber motivos para estar alegre y los habrá también para estar tristes, siempre se encontrara el pretexto oportuno para tomar y juga nuevamente en la siguiente temporada. 

Cardenales de Arivechi, Sonora.